DE MARCA Y MARCAS: SOBRE PRETTY BALLERINAS

De verdad que podéis creerme cuando os digo que he intentado con todas mis fuerzas encontrar un par de zapatos de Pretty Ballerinas por los que considere que vale la pena pagar la pasta que piden. He estado numerosas veces en sus corners del Corte Inglés y en su otlet de Las Rozas Village pero nada, mi gozo en un pozo.

Nunca veo nada que me guste sobre todo teniendo en cuenta la relación diseño-precio. No creo que la marca, perteneciente al grupo Mascaró, ofrezca nada nuevo ni impactante que justifique los precios de sus productos.

Con unos precios que se mueven entre los 100 y los 250€ encontramos bailarinas corrientes y molientes de diseño ultra clásico iguales a las que podemos encontrar en cualquier zapatería anónima por 30€!

Sinceramente no sé dónde radica el éxito de la marca porque diseño no ofrecen y calidad no creo que ofrezcan  mucha más de la que pueden ofrecer otros zapatos de piel que, insisto, podemos encontrar en cualquier zapatería anónima por un precio muchísimo inferior.

Además en este caso tampoco se trata de una marca símbolo de estatus económico como si ocurría con las anteriores. No llevan logo ni nombre alguno que una vez una sacadas de la caja y puestas sobre el asfalto las diferencie de las de 30€. Nadie va a saber lo que te han costado.

Supongo que como casi siempre su éxito radica en un magnífico marketing que las ha situado en los pies de modelos, famosas, blogueras de moda y trendesetters haciéndolas objeto de deseo de sus seguidoras.

Kate Moss fiel a la firma española.

Pero siendo objetivos las bailarinas de la marca española no tienen nada que justifique pagar por ellas cuatro veces más que por otras bailarinas de piel sin marca alguna.